martes, 10 de abril de 2012

El gobierno kafkiano

Rosario Avilés | Opinión

Es casi un lugar común decir que si Kafka hubiera sido mexicano, sería un escritor costumbrista. Pero de que es cierto basta el sólo botón de esta administración en lo que se refiere al transporte aéreo.

No hace tanto tiempo, el que fuera secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar, aseguraba a quien quisiera escucharle que en México “no caben” dos empresas troncales nacionales. Por esa razón (y su inocultable falta de oficio) decidió condenar a la muerte a Mexicana de Aviación, ya que –según él y sus asesores, basados en un estudio de una consultora “internacional”- habría que apoyar el tener una sola “aerolínea bandera” (sic, en un retro a los años 60).

Es obvio que el mejor negocio del mundo es venderle estudios de “marca exótica” al gobierno mexicano. Sin ir más lejos, SH&E le acaba de vender uno a la Secretaría de Turismo donde, a contrapelo de lo dicho por la otra consultora, se afirma que hay 205 rutas aéreas nuevas en las cuales, si las aerolíneas mexicanas volaran, tendrían asegurado el 80 por ciento de la ocupación.

Al menos eso fue lo que dijo la titular de esa dependencia, Gloria Guevara, quien, al decirlo, estaba acompañada por el Presidente de la República. ¿La habrá escuchado? ¿Se habrá escuchado ella misma? ¿La habrán escuchado Dionisio Pérez Jácome, Felipe Duarte?

Es increíble cómo menosprecian la inteligencia del pueblo mexicano, cómo han hecho del “haiga sido como haiga sido” la divisa de esta administración en todos los campos, donde sin duda se inscribe la forma cómo se dirime el tema de Mexicana de Aviación y el desastre que vive la aviación mexicana, accidentes de secretarios de gobernación incluidos.

Según esto, habría 89 rutas nacionales y 116 internacionales susceptibles de ser cubiertas por empresas aéreas. Pero de ello nadie se entera y por lo pronto, en un afán ciego por deshacerse de Mexicana de Aviación y todo lo que ésta representa, no les ha importado estorbar con ello la verdadera reordenación del mercado mexicano, el equilibrio, la estabilidad, el empleo de calidad en el sector. ¿Para qué? Ya en la revista Proceso de esta semana se muestra cómo lo que importa es obstruir, no construir. Y a quienes van a perjudicar en última instancia es a los usuarios, a la industria del transporte aéreo mexicano, al estado de Derecho… al país, pues.

Incluso, están perjudicando a los supuestos beneficiarios de ese “boom” que se espera, ya que la discrecionalidad, la falta de seguridad jurídica, el antecedente de ignorar las regulaciones y la forma cómo han operado sienta un precedente nefasto para los siguientes sexenios. Es más: si de verdad hay 205 rutas nuevas que podrían tener un 80 por ciento de factor de ocupación, ¿para qué deshacerse de Mexicana? ¿No sería –en esa lógica- viable tener más oferta con personal bien capacitado y con posibilidades de operar inmediatamente?

Entre los spots electorales del partido en el poder se puede escuchar que “se dan becas para estudiar” y que “se van a aprobar más leyes”… ¿para qué? Estudiar una carrera no es ni mucho menos una oportunidad para obtener empleo de calidad. Ya vimos lo que sucede con quienes estudiaron para ser tripulantes, sobrecargos, técnicos de aviación: un salario digno no entra en los planes de la política pública, ni tampoco el que el sector crezca y existan más y mejores empleos.

En cuanto a las leyes que se aprueben o modifiquen es lo mismo: las que hay no se cumplen y por otro lado, la rectitud, la integridad, el apego a la ley y la lucha contra la impunidad no es cuestión de legislar sino de apegarse a principios.

Lo que viene, sin embargo, no es fácil. En los próximos 4 meses la SCT deberá enfrentar al menos dos auditorías. Una de la Agencia Federal de Aviación (FAA de los Estados Unidos) quienes vendrán a ver los “avances” en la ruta para conservar la Categoría 1 y otra de la Organización de Aviación Civil Internacional. Ni siquiera hay director de Aeronáutica Civil —ni falta que hace— e incluso hay denuncias de trabajadores en DGAC y en Seneam que los órganos internos de control se supone que siguen, aunque ya sabemos que aquí se absuelven todos los pecados que cometen unos y otros porque son juez y parte.

A pesar de todo, este sexenio pasará a la historia como el peor en materia de transporte aéreo, tal como los de Echeverría y López Portillo lo hicieron por su desparpajo en materia de finanzas públicas. ¿A alguien le importa?

raviles_2@prodigy.net.mx